La simiente de Rashomon y La nariz

Rashōmon, Akira Kurosawa, 1950

Las historias que escribí por entonces, en un estudio lleno de libros desordenados que era como un símbolo de mi mente, fueron Rashömon y «La nariz». Como resultado de un desengaño amoroso que me tuvo seis meses abatido, estaba muy triste siempre que me encontraba solo. Para distraerme un poco, me puse a escribir relatos lo más alegres y alejados que fuera posible de mis circunstancias en ese momento. Fue así como me salieron estos dos relatos cuyos asuntos tomé del Konjaku monogatari.

Vida de un idiota y otras confesiones, Akutagawa Ryunosuke, p.19

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